INFORME
A finales del mes de marzo de cada año medios de comunicación de muchos países alertamos sobre el escándalo mundial del desperdicio alimentario, sus causas y consecuencias. En 2022, la ONU reconoció formalmente la importancia de las iniciativas de desperdicio cero y proclamó el 30 de marzo como el Día Internacional del Residuo Cero .
El Día Internacional del Residuo Cero tiene como objetivo promover patrones de consumo y producción sostenibles y crear conciencia sobre cómo las iniciativas de desperdicio cero contribuyen al avance de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La agroalimentación frente a los riesgos emergentes
Se estima que la humanidad genera anualmente 2.240 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, de los cuales sólo el 55% se gestiona en instalaciones controladas. Para 2050, esta cifra podría aumentar a 3.880 millones de toneladas por año. El sector de los residuos contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero en entornos urbanos y a la pérdida de biodiversidad.
A nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. Las tasas más altas de desperdicio se sitúan en el 40–50% para tubérculos, frutas y hortalizas; 35% para pescado; 30% para cereales, y 20% para semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.
Las estimaciones actuales de pérdidas de alimentos y la generación de residuos tiene un rango entre 194-389 kg por persona al año a escala global, y entre 158 a 298 kg por persona por año a escala europea.
En la UE, la cuantificación de los niveles de desperdicio de alimentos (última estimación de FUSIONS, 2016 ), revela que el 70 % del desperdicio de alimentos surge en los sectores doméstico, de servicios de restauración y minoristas, mientras que los sectores de producción y procesamiento de alimentos contribuyen con el 30 % restante.
En los países en desarrollo la comida no se tira de forma intencionada sino como consecuencia de deficiencias financieras, limitaciones técnicas o de infraestructuras en la fase inicial de la poscosecha en la cadena de suministro. En estos países los alimentos se pierden en el tránsito del campo a los almacenes de procesados y en la logística hacia los comercios.
En informaciones de la introducción al curso Poscosecha organizado por la UPV celebrado en 2017, el artículo “el desperdicio alimentario desde la industria hortícola a nuestra nevera. La gente quiere más vegetal y menos carne” explicaban que En los países desarrollados, la mayor parte del porcentaje del desperdicio se da en las neveras de los hogares y en los puntos de venta. En el canal Horeca se tira a la basura el 14% de la comida y en los hogares el 42%, y, algunas de las causas pueden estar en las estrategias comerciales de la gran distribución agroalimentaria y los cambios de hábitos de consumo de la gente.
La Upcycled Foods Association y Zero Waste USA comparten cómo están trabajando con empresas/corporaciones para abordar el problema de los residuos de diferentes maneras y comparten sus ideas sobre las acciones que se deben tomar para cumplir los objetivos de la ONU para 2030. En IFT programan charlas sobre Sistemas alimentarios sostenibles.
En España cada ciudadano tira a la basura 28 kilos de comida al año, uno de cada tres hogares todavía desperdicia alimentos. Cada año se realiza el Informe del Desperdicio Alimentario.
El Parlamento Europeo aprueba la reforma de la directiva 2008/98 CE, que obliga a los Estados a una reducción de un 20 % en la transformación y fabricación de alimentos; y de un 40 % per cápita en comercios, restaurantes, servicios de alimentación y hogares. Esta directiva del Parlamento Europeo hay quién la ve como un endurecimiento legislativo para contribuir a disminuir el desperdicio alimentario.
El texto aprobado por el Pleno del PE, endurece los objetivos de reducir el desperdicio , en un 10 % en la transformación y la fabricación y, en un 30 % per cápita en el comercio minorista y el consumo (hogares, restaurantes y servicios de restauración). Lo que se ha aprobado es la reducción de la generación de residuos alimenticios en la transformación y la fabricación en al menos un 20 %, frente al 10 % propuesto por la Comisión Europea; mientras en el comercio, restaurantes y servicios de alimentación, se ,antiene el 30%
Entre los cambios de hábitos para disminuir nuestro desperdicio alimentario que son posibles están el de hacer una lista de la compra precisa e inteligente; conservar los alimentos en la nevera de forma adecuada (congelar comida en proporciones concretas según usuarios), fijarse en las fechas de caducidad; servir platos con las raciones no excesivamente abundantes; conocer recetas de aprovechamiento según “mis costumbres” (canelones, croquetas, albóndigas de carne o pescado, sopas, purés o arroces con verduras)
Los desperdicios de comida tienen consecuencias sobre el aumento mundial de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Los productores de alimentos y los distribuidores debería contribuir a reciclar y evitar el desperdicio.
Informaciones relacionadas
– La actividad de la FAO en la prevención del desperdicio de alimentos, se puede consultar AQUÍ
– Estrategia de la granja a la mesa
– Recomendaciones para prevenir el desperdicio de alimentos. Developed by the EU Platform on Food Losses and Food Waste. Documento PDF en el enlace
En Wakelet esta redacción de ACTUAL FruVeg ha recogido una collection / story sobre aspectos del desperdicio alimentario desde la industria hortícola a nuestra nevera.
El desperdicio alimentario y la poscosecha