Para el bienestar de las personas evitar culpar a la gente sobre la discusión entre “más suela y menos cazuela”

 

La obesidad y el sobrepeso vinculados con la desigualdad: el apartheid alimentario

El ejercicio físico es una forma eficaz de prevenir y tratar la obesidad. En todos los casos, puede ayudar a prevenir la obesidad en los niños

 

Factores para contribuir a la búsqueda de soluciones en contra de la obesidad:
– estrategias para favorecer una dieta saludable y la actividad física;
– mejorar la educación de las personas sobre el binomio nutrición y salud;
– facilitar y promocionar los alimentos saludables y asequibles; y,
– crear oportunidades para la actividad física

 

CRÓNICA
Actualizada 30.Diciembre. 2023
Sí, el ejercicio físico es útil en relación al aumento de peso. De hecho, es una de las medidas más importantes para prevenir y tratar la obesidad, dice Bard, la app de IA de Google.
El ejercicio físico ayuda a quemar calorías. Ayuda a aumentar la masa muscular, y con ello a quemar más calorías en reposo.

Para promover actitudes de #AlimentaciónSaludable y contribuir a un diálogo productivo sobre el problema de la obesidad y ayudar a las personas a tener un peso saludable la gente se interesa sobre ¿qué actitudes hay que tomar y qué consejos son convenientes?

En el caso de las personas con obesidad, el ejercicio físico es especialmente beneficioso. Mejora la salud en general y contribuye a reducir el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad, como la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer.

Un estudio publicado en la revista “The Lancet” en 2019 encontró que el ejercicio físico puede ayudar a prevenir la obesidad en los niños. El estudio siguió a más de 16.000 niños durante 12 años y encontró que los niños que realizaban al menos 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa al día tenían un menor riesgo de ser obesos que los niños que no realizaban ejercicio.

Cuidarse mejor de la obesidad infantil

Otro estudio publicado en la revista “The New England Journal of Medicine” en 2016 encontró que el ejercicio físico puede ayudar a perder peso en los adultos con obesidad. El estudio siguió a más de 300 adultos con obesidad durante 18 meses y encontró que los adultos que realizaban un programa de ejercicio de intensidad moderada durante 30 minutos al día, 5 días a la semana, perdieron más peso que los adultos que no realizaban ejercicio.

Comer saludable, moverse más y dormir bien

El ejercicio físico es una parte importante de un plan integral para prevenir y tratar la obesidad. Se recomienda que las personas con obesidad realicen al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa a la semana.

En las pautas para el bienestar de las personas estamos todos de acuerdo en que para realizar ejercicio físico de forma segura y eficaz para las personas con obesidad, algunas de las pautas, deben ser éstas::
– Comenzar gradualmente y aumentar la intensidad y la duración del ejercicio a medida que nos fortalezcamos
– Consultar con nuestro médico antes de comenzar un nuevo programa de ejercicio
– Elegir actividades que adecuadas para el nivel de condición física de cada persona y procurar que esta actividad sea placentera
– Hidratarse adecuadamente antes, durante y después del ejercicio
– Escuchar a nuestro cuerpo y descansar cuando sea necesario

El ejercicio físico es una forma eficaz de prevenir y tratar la obesidad. Es una parte importante de un estilo de vida saludable. Sin embargo mejor evitar culpar a la gente sobre la discusión entre “más suela y menos cazuela” para simplificar en contra de los problemas de la obesidad y sobrepeso.

En las medidas para combatir la obesidad hay previsiones de que dentro de menos de una década hasta el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres tendrán sobrepeso y/o obesidad y con ello farmacias y comercios de los suplementos alimentarios apuntan que los fármacos o suplementos alimenticios para perder peso serán superventas, la posibilidad de encontrar dianas terapéuticas contra el apetito descontrolado despierta mucho interés entre las industrias farmacéuticas..

La obesidad es un problema complejo con múltiples causas, que incluyen factores genéticos, ambientales y conductuales. Culpar a las personas por su obesidad puede ser contraproducente y puede dificultar que se aborden las causas subyacentes del problema. “Se asume que la voluntad de las personas es la que define si está delgada o no, pero eso es un gran error” dice María del Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad para alertar del impacto del estigma social en el abordaje del sobrepeso.

Cuando se simplifica el problema de la obesidad como una cuestión de “más suela y menos cazuela”, se puede dar la impresión de que la obesidad es un problema de autocontrol. Esto puede ser muy dañino para las personas que luchan con la obesidad, ya que puede reforzar la idea de que son culpables de su condición.

En lugar de culpar a las personas, es importante centrarse en los factores que contribuyen a la obesidad y en las estrategias para abordarlos. Estos factores pueden incluir:
– La disponibilidad y el precio de los alimentos poco saludables
– La falta de actividad física
– Los factores genéticos y hormonales
– El estrés y la ansiedad

Para abordar estos factores que contribuyen a la obesidad, se necesitan soluciones a nivel individual, comunitario y gubernamental como estrategias para favorecer una dieta saludable y la actividad física; mejorar la educación de las personas sobre el binomio nutrición y salud; facilitar y promocionar los alimentos saludables y asequibles y crear oportunidades para la actividad física.

Sobre el “más suela y menos cazuela”, que dicen algunos, pueden ser interesantes propuestas que eviten un lenguaje culpabilizador o estigmatizante; también interesarse en conocer -para cada individuo- los factores que contribuyen a su obesidad y apoyar las actitudes de las personas que luchan con la obesidad, en lugar de criticarlas.

El periodista experto en temas científicos Daniel Mediavilla describe en un artículo en El País el mecanismo por el que una dieta alta en grasas inflama el hipotálamo y hace que aumente el apetito.

La abundancia de alimentos sabrosos y ricos en grasa o azúcar ha propiciado que haya más personas longevas, pero también ha provocado una epidemia de enfermedades asociadas a la obesidad, que genera mala salud y pone a prueba la resistencia de los sistemas sanitarios;  cuenta Mediavilla en un post del blog “ForoCilag”, oficina de la UNESCO, en Montevideo, una plataforma para fortalecer e implementar políticas de ciencia, tecnología e innovación (CTI) eficaces en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

En el artículo de Mediavilla se cita un estudio para poner freno a las crisis sanitarias provocadas por la malnutrición publicado en la revista PNAS en el que tratan de entender la relación entre la inflamación del hipotálamo, una parte del cerebro que regula el balance de energía y nuestra sensación de hambre, y el consumo de dietas altas en grasa.

La obesidad, el sobrepeso vinculados con la desigualdad: el apartheid alimentario
La revista Science proclamó como avance del año el uso de un fármaco contra la diabetes para paliar los problemas de salud asociados con la obesidad. De lo que se ha hablado menos es de la relación entre la obesidad y las condiciones de vida de las personas que la sufren. Este es un parágrafo de un artículo de @pampanilla en el eldiario.es sobre como “La obesidad se ceba con la infancia más pobre y no es un problema individual, sino de salud pública

La evidencia científica revela que la obesidad y el sobrepeso se arrastran desde la cuna y están vinculados con la pobreza y la desigualdad; no son situaciones individuales de cada niño ni de cada familia, sino colectivas cuenta el artículo de “pampanilla”. Las evidencias científicas revelan que la obesidad y el sobrepeso se arrastran desde la cuna y no son problemas individuales de cada niño ni de cada familia, sino colectivos.

Según la periodista del diario.es; el parque infantil es un laboratorio vivo en el que observar semejanzas –porque allí todos hacemos cosas de críos– y hay diferencias, como en la merienda, cuenta en su historia la periodista. Algunos comen trozos de fruta que alguien ha tenido tiempo y ganas de pelar, cortar y guardar en un táper. Éstos suelen tener más aspecto de vivir en una familia sin apreturas que los que disfrutan de su bollo ultraprocesado, barato, superpalatable y listo para zampar sin protestas.

Los resultados sobre estudios del sobrepeso y la obesidad están en una línea internacional repetitiva de unos informes y de otros, como los del informe COSI de la Organización Mundial de la Salud que evalúa la obesidad infantil en Europa. “España-dice el informe COSI- presenta, junto con Grecia e Italia, los datos más preocupantes de toda Europa, mientras que en Dinamarca o la República Checa las prevalencias son la mitad”, declara el epidemiólogo Manuel Franco al Science Media Centre España, SMC Es. Los datos muestran, además, que nuestros niños y niñas son los que menos verduras comen en todo el ranking europeo. ¿Cómo puede estar pasando esto en España, la huerta de Europa, país orgulloso de su dieta mediterránea? se pregunta la periodista del diario.es.

Una de las claves está en la pobreza, muy relacionada con la inseguridad alimentaria. España es uno de los países de la Unión Europea en los que la tasa de riesgo de pobreza infantil y la de obesidad presentan una correlación más alta, según recoge el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil, articulado -así lo explica también la redacción de ACTUAL FruVeg- en torno a tres factores sobre los que se puede actuar desde las políticas públicas: #AlimentaciónSaludable, actividad física y bienestar emocional y sueño.

La desigualdad –y no solo la pobreza– también es clave en la obesidad porque crea ambientes obesogénicos. Es cierto que existe una predisposición genética a engordar; pero los genes relacionados con el sobrepeso se expresarán más en un entorno que lo favorezca.

Por muchas de estas razones y otras, el anuncio de Science sobre avances farmacológicos para enfrentarse a la obesidad hay que leerlos con cuidado. Para algunas revistas, el avance científico más importante del año 2023 ha sido el descubrimiento de que los medicamentos GLP-1 –que desde 2005 se usan en pacientes con diabetes tipo 2– pueden atenuar los problemas de salud asociados a la obesidad. Sin duda es un hallazgo importante, pero igual de importante es ponerlo en su contexto y no anunciarlo como la bala de plata contra esta enfermedad, porque no lo será.

“Abrazar el tratamiento farmacológico como única solución supone cronificar la obesidad renunciando a modificar las causas que empeoran la salud de las personas”, explica el epidemiólogo Luis Cereijo. Tampoco resolverá el grave problema de la estigmatización de las personas que viven con exceso de peso”, dice Careijo.