Para el bienestar de las personas evitar culpar a la gente sobre la discusión entre “más suela y menos cazuela”
El ejercicio físico es una forma eficaz de prevenir y tratar la obesidad. En todos los casos, puede ayudar a prevenir la obesidad en los niños
Factores para contribuir a la búsqueda de soluciones en contra de la obesidad:
– estrategias para favorecer una dieta saludable y la actividad física;
– mejorar la educación de las personas sobre el binomio nutrición y salud;
– facilitar y promocionar los alimentos saludables y asequibles; y,
– crear oportunidades para la actividad física
CRÓNICA
Sí, el ejercicio físico es útil en relación al aumento de peso. De hecho, es una de las medidas más importantes para prevenir y tratar la obesidad, dice Bard, la app de IA de Google.
El ejercicio físico ayuda a quemar calorías. Ayuda a aumentar la masa muscular, y con ello a quemar más calorías en reposo.
Para promover actitudes de #AlimentaciónSaludable y contribuir a un diálogo productivo sobre el problema de la obesidad y ayudar a las personas a tener un peso saludable la gente se interesa sobre ¿qué actitudes hay que tomar y qué consejos son convenientes?
En el caso de las personas con obesidad, el ejercicio físico es especialmente beneficioso. Mejora la salud en general y contribuye a reducir el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad, como la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer.
Un estudio publicado en la revista “The Lancet” en 2019 encontró que el ejercicio físico puede ayudar a prevenir la obesidad en los niños. El estudio siguió a más de 16.000 niños durante 12 años y encontró que los niños que realizaban al menos 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa al día tenían un menor riesgo de ser obesos que los niños que no realizaban ejercicio.
Otro estudio publicado en la revista “The New England Journal of Medicine” en 2016 encontró que el ejercicio físico puede ayudar a perder peso en los adultos con obesidad. El estudio siguió a más de 300 adultos con obesidad durante 18 meses y encontró que los adultos que realizaban un programa de ejercicio de intensidad moderada durante 30 minutos al día, 5 días a la semana, perdieron más peso que los adultos que no realizaban ejercicio.
El ejercicio físico es una parte importante de un plan integral para prevenir y tratar la obesidad. Se recomienda que las personas con obesidad realicen al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa a la semana.
En las pautas para el bienestar de las personas estamos todos de acuerdo en que para realizar ejercicio físico de forma segura y eficaz para las personas con obesidad, algunas de las pautas, deben ser éstas::
– Comenzar gradualmente y aumentar la intensidad y la duración del ejercicio a medida que nos fortalezcamos
– Consultar con nuestro médico antes de comenzar un nuevo programa de ejercicio
– Elegir actividades que adecuadas para el nivel de condición física de cada persona y procurar que esta actividad sea placentera
– Hidratarse adecuadamente antes, durante y después del ejercicio
– Escuchar a nuestro cuerpo y descansar cuando sea necesario
El ejercicio físico es una forma eficaz de prevenir y tratar la obesidad. Es una parte importante de un estilo de vida saludable. Sin embargo mejor evitar culpar a la gente sobre la discusión entre “más suela y menos cazuela” para simplificar en contra de los problemas de la obesidad y sobrepeso.
En las medidas para combatir la obesidad hay previsiones de que dentro de menos de una década hasta el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres tendrán sobrepeso y/o obesidad y con ello farmacias y comercios de los suplementos alimentarios apuntan que los fármacos o suplementos alimenticios para perder peso serán superventas, la posibilidad de encontrar dianas terapéuticas contra el apetito descontrolado despierta mucho interés entre las industrias farmacéuticas..
La obesidad es un problema complejo con múltiples causas, que incluyen factores genéticos, ambientales y conductuales. Culpar a las personas por su obesidad puede ser contraproducente y puede dificultar que se aborden las causas subyacentes del problema. “Se asume que la voluntad de las personas es la que define si está delgada o no, pero eso es un gran error” dice María del Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad para alertar del impacto del estigma social en el abordaje del sobrepeso.
Cuando se simplifica el problema de la obesidad como una cuestión de “más suela y menos cazuela”, se puede dar la impresión de que la obesidad es un problema de autocontrol. Esto puede ser muy dañino para las personas que luchan con la obesidad, ya que puede reforzar la idea de que son culpables de su condición.
En lugar de culpar a las personas, es importante centrarse en los factores que contribuyen a la obesidad y en las estrategias para abordarlos. Estos factores pueden incluir:
– La disponibilidad y el precio de los alimentos poco saludables
– La falta de actividad física
– Los factores genéticos y hormonales
– El estrés y la ansiedad
Para abordar estos factores que contribuyen a la obesidad, se necesitan soluciones a nivel individual, comunitario y gubernamental como estrategias para favorecer una dieta saludable y la actividad física; mejorar la educación de las personas sobre el binomio nutrición y salud; facilitar y promocionar los alimentos saludables y asequibles y crear oportunidades para la actividad física.
Sobre el “más suela y menos cazuela”, que dicen algunos, pueden ser interesantes propuestas que eviten un lenguaje culpabilizador o estigmatizante; también interesarse en conocer -para cada individuo- los factores que contribuyen a su obesidad y apoyar las actitudes de las personas que luchan con la obesidad, en lugar de criticarlas.
El periodista experto en temas científicos Daniel Mediavilla describe en un artículo en El País el mecanismo por el que una dieta alta en grasas inflama el hipotálamo y hace que aumente el apetito.
La abundancia de alimentos sabrosos y ricos en grasa o azúcar ha propiciado que haya más personas longevas, pero también ha provocado una epidemia de enfermedades asociadas a la obesidad, que genera mala salud y pone a prueba la resistencia de los sistemas sanitarios; cuenta Mediavilla en un post del blog “ForoCilag”, oficina de la UNESCO, en Montevideo, una plataforma para fortalecer e implementar políticas de ciencia, tecnología e innovación (CTI) eficaces en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
En el artículo de Mediavilla se cita un estudio para poner freno a las crisis sanitarias provocadas por la malnutrición publicado en la revista PNAS en el que tratan de entender la relación entre la inflamación del hipotálamo, una parte del cerebro que regula el balance de energía y nuestra sensación de hambre, y el consumo de dietas altas en grasa.