La reconversión hortofrutícola de la cooperativa de Villena

Muchas de las zanahorias que consumimos en España tienen nombre y apellido, la Cooperativa de Villena

 

 

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Muchas de las zanahorias que consumimos en España tienen nombre y apellido, la Cooperativa de Villena. Las prepara en bolsas o tarrinas, y desde hace no mucho, también en vasitos con palitos listas para consumir. También producen vasitos con bastones de apio. Y, en producto en fresco, las mezclas para cocido, que llevan, además de zanahorias y nabo, nabicol, chirivía, puerro, y, según la zona de España en que se comercialicen, también col, patata, … En España hay hasta 10 modalidades de cocido.

Para que puedan haber zanahorias frescas todo el año el cultivo se hace en tres zonas; en Villena, Alicante; Andalucía, Cádiz, donde se produce en este momento, febrero, en la Sierra de Grazalema, y Segovia.

Las zanahorias se cosechan cuando alcanzan el tamaño adecuado mediante máquinas que las sacan del suelo sujetándolas por las hojas, que se cortan. Las zanahorias de la máquina cosechadora van a grandes sacos, “big bag”, que pueden llevar 2000 kg.

Una vez en el almacén se vuelcan en la línea de lavado, que empieza quitando la suciedad más grande. De ahí las zanahorias pasan a una línea de selección donde se apartan las que tienen defectos. Lo más frecuente es que sean roturas o rajaduras por lo tierno del producto, pero también pueden haber síntomas de daños por insectos u hongos.

De ahí las zanahorias pasan a la calibradora, que las separa según su diámetro, mediante mesas de rodillos que se separan progresivamente.

Un segundo lavado que se produce al mismo tiempo que se enfrían, en un equipo que se llama “hidroenfriador” o hidrocooling, donde reciben una ducha de agua a temperatura muy cercana a 0ºC. De ahí pasan a pesadoras que las envasan en las bolsas o las tarrinas.

El agua que se utiliza es de calidad para riego y se ha eliminado totalmente el cloro de las líneas. A la llegada al almacén se controla la calidad de la partida y lo mismo ocurre en el final de línea, donde se comprueba que el contenido de los paquetes sea de la calidad correspondiente.

En otras zonas del almacén de confección se trabaja puerro, apio y las bandejas de cocido.

El producto envasado se almacena en frío a la espera del camión que lo transportará hasta su destino final. En el laboratorio de control de calidad se guardan muestras de todas las partidas para estudiar cómo evolucionan hasta llegar a la mesa del consumidor final.

¿Qué pasa con los restos?
Los restos vegetales, que pueden ser un volumen considerable, se utilizan para alimentación del ganado, si la distancia a recorrer lo permite, y están abordando estudios para la obtención de subproductos, sobre todo en el caso de los restos de la fabricación de los palitos, que al ser producto con restos de agua del proceso de lavado y pelado, tiene una peor conservación.

Los palitos para picar
El proceso de las zanahorias para picar empieza por la selección del producto, al que se exige un sabor superior. Las zanahorias se lavan, pelan, cortan en trozos de 9 centímetros, la altura del vasito en que se envasarán, y luego estos trozos se cortan mediante extrusión longitudinalmente, formando los palitos. Una máquina los introduce de forma vertical en las tarrinas, … y están listos para llegar a la estantería del supermercado.

El microbiólogo responsable de calidad de la Cooperativa de Villena, Oscar Cardenal

La Cooperativa de Villena también produce barritas de apio, que se confeccionan con los pecíolos. Toda la manipulación de esta especie se hace en una línea específica y situada en otro recinto, para evitar la contaminación al tratarse de un producto capaz de provocar alergia. También se indica su presencia claramente en los envases.

Oscar Cardenal, que es microbiólogo y profesor en la Universidad de Alicante, es actualmente el encargado de calidad de la Cooperativa y fue quien montó la planta de IV gama donde se producen los bastones de zanahoria y de apio, una categoría a la que llaman «hoy me cuido»

Sobre la Cooperativa Agrícola de Villena
Hace más de un siglo nace Agricola Villena con una única sección de suministros y en 1986 se constituía la sección hortofrutícola, con la que se emprende una trayectoria de modernización y crecimiento constante. La Cooperativa Agricola Villena se constituye de 295 socios, perteneciendo 66 socios a la sección hortofrutícola.

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En los últimos años la cooperativa protagonizó un proceso de reconversión hortofrutícola que le ha permitido aumentar exponencialmente el valor añadido de los productos. Las claves de este proceso han sido una eficaz planificación estratégica, una producción deslocalizada y la programación de cultivos, que han hecho posible mantener una presencia estable en el mercado los 365 días del año.

La cooperativa de Villena cuenta con más de 1.500 hectáreas de terreno y casi 40.000 metros cuadrados de instalaciones se encuentran distribuidas por todo el territorio español para garantizar los productos más frescos del mercado. Tienen tres centrales distribuidas estratégicamente en Villena, Alicante, con una parcela de 38.000 m2 y 19.912 m2 construidos; en la Barca de la Florida, Cádiz, con unas instalaciones de 7.791 m2; y en Gomezserracín, Segovia, 4.620 m2 construidos. El triángulo que forman estas tres ubicaciones permite a la Cooperativa Agrícola de Villena ofrecer productos frescos todo el año.

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