La lechuga es una hortaliza rica en fibras y antioxidantes que debe incluirse en la dieta por aportar varios beneficios para la salud

Una aliada no solo para quienes desean adelgazar, sino para todo aquel que busca una dieta saludable


Beatriz Riverón,
Bioquímico farmacéutica

 

INFORMACIÓN
La lechuga (Lactuca sativa familia Compositae o Asteraceae) es una hortaliza utilizada en la alimentación humana desde alrededor del 500 a.C. Es originaria del Mediterráneo Oriental y se cultiva en todo el mundo para su consumo en ensaladas, y otros preparados. Actualmente, existen numerosas variedades, sea de colores que van desde el violeta claro u oscuro al verde, de formas con hojas lisas o rizadas y de tamaños.

La lechuga destaca por su agradable y refrescante sabor y por ser fácil de preparar además de su rendimiento bajo en calorías, ya el agua representa aproximadamente 95% de su peso.

La lechuga es la hortaliza de hoja más consumida, aunque las variedades más populares tienen un bajo valor nutricional. Aún así, contiene vitaminas A y C, minerales como hierro, con papel preponderante en el transporte de oxígeno en el organismo, y en menores niveles potasio, calcio, magnesio y fósforo; fibras insolubles y solubles como celulosa y pectina que ayudan a la digestión y al buen funcionamiento del intestino, y si, posee propiedades funcionales relevantes

Propiedades funcionales de la lechuga

En la cultura popular, la infusión de los tallos de lechuga es muy conocido como tranquilizante y analgésico

Esta hortaliza es muy rica en compuestos bioactivos como fenólicos y flavonoides. El jugo de lechuga, como el de varias otras especies el género Lactuca, contiene lactucina compuesto derivado de sesquiterpenlactona, sustancia con propiedades sedantes y es uno de los principios activos del lactucarium. Éste, es un producto lechoso, con consistencia de látex, secretado por las hojas y tallos. Se lo conoce como “opio de lechuga” debido a sus propiedades somníferas y analgésicas, éstas similares a las producidas por ibuprofeno.

También, en cantidades moderadas, la sesquiterpenlactona actúa junto con otros fitocompuestos reduciendo la inflamación y mejorando la estructura de las células del músculo liso de los vasos sanguíneos, lo que puede ayudar a prevenir y curar la aterosclerosis.

La microbiota intestinal convierte los fitoquímicos de la dieta en metabolitos y modula sus efectos sobre la salud

Aunque se desconoce el metabolismo microbiano de los terpenoides como las lactonas sesquiterpénicas de la dieta contenidas en las verduras de hoja, en este caso en la lechuga, sí se sabe que son catabolizados extensamente por la microbiota intestinal humana enriqueciéndola a favor del funcionamiento para el organismo.

Su riqueza en compuestos fenólicos, flavonoides y triterpénicos reduce los riesgos de desarrollo de cáncer

El consumo de vegetales ricos en compuestos fenólicos, flavonoides y triterpénicos se ha convertido en un mecanismo útil para reducir el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.

Se ha demostrado que los extractos fenólicos de lechuga cultivada en condiciones de bajo tenor de nitrógeno exhibieron mejores efectos antiproliferativos de células tumorales, en parte, al interferir con el ciclo celular e inducir la apoptosis (muerte celular programada). La alteración de la composición fenólica por un suministro reducido de nitrógeno puede ser una estrategia eficaz para el desarrollo de vegetales saludables y como preventivos de cáncer.

Controla el colesterol y tiene acción antioxidante

Al contener fibras, carotenos y vitamina C en su composición, comer lechuga ayuda a reducir el colesterol. La vitamina C y el betacaroteno son antioxidantes que previenen la oxidación de gran cantidad de metabolitos. Cuando el colesterol se oxida, se acumula en las paredes de las arterias formando placas que bloquean el flujo sanguíneo, lo que puede provocar un infarto o un derrame cerebral. Además, las fibras en acción conjunta con las sales biliares hacen que sea eliminado más colesterol.

Fortalece el sistema inmunológico

Carbohidratos como manosa y ácido galacturónico, y algunos polisacáridos conteniendo radicales sulfato, pueden promover la proliferación de macrófagos sin citotoxicidad. Estas sustancias, fundamentalmente encontradas en el tallo de la lechuga, podrían explorarse como agentes inmunomoduladores en el campo de los productos farmacéuticos y los alimentos funcionales.

Es un excelente hidratante

Su alto contenido en agua, favorece la hidratación de los tejidos, manteniendo una piel con aspecto más joven y saludable.

 

Fuentes
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Imagen principal; Rayia Soderberg en Unsplash

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