La tecnología y las reformas legislativas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos son las soluciones que deberían frenar este fenómeno mundial

 

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La costumbre española del “más vale que sobre que no que falte” debería de cambiar, dice la periodista Isabel Lorenzo en la revista de Mercasa. «La comida no se tira», nos decían de pequeños, y ahora lo recuerda, la asociación para la defensa de la naturaleza, WWF

El desperdicio de alimentos no disminuye, aumenta. Falta concienciación de lo que vale producir alimentos y su valor en términos “productor” y de los recursos de inversión. Producir cada alimento supone una huella de agua, suelo y energía. El desperdicio alimentario es un inmenso generador de gases con efecto invernadero. ¿Estamos en una sociedad del despilfarro?

En España, ocho de cada diez hogares tira alimentos y bebidas directamente de la nevera al basurero, dicen en un informe Nylva Hiruelas, Celsa Peiteado y Amaya Sánchez de elasombrario.es. Tirar alimentos es un problema ético.

La tecnología y las reformas legislativas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos son las soluciones que deberían frenar este fenómeno mundial, incluído entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Una tercera parte de los alimentos se tiran, 1.300 millones de toneladas al año, se desperdician. El 15% lo tiramos los europeos, con un valor de 143.000 millones de euros; mientras 800 millones de personas pasan hambre todos los días

En los países en desarrollo, el 40% del despilfarro alimentario ocurre durante la poscosecha, procesado y las ineficiencias de la cadena de suministro; mientras en los países industrializados este 40% ocurre entre las tiendas minoristas y la nevera de los consumidores; en este caso el consumidor es el gran causante del problema.

En informaciones de la introducción al curso Poscosecha organizado por la UPV y el Aula de Comunicación en Horticultura celebrado en 2017, el artículo “el desperdicio alimentario desde la industria hortícola a nuestra nevera. La gente quiere más vegetal y menos carne” explicaban que En los países desarrollados, la mayor parte del porcentaje del desperdicio se da en las neveras de los hogares y en los puntos de venta. En el canal Horeca se tira a la basura el 14% de la comida y en los hogares el 42%, y, algunas de las causas pueden estar en las estrategias comerciales de la gran distribución agroalimentaria y los cambios de hábitos de consumo de la gente; dice una información de ACTUAL FruVeg sobre el desperdicio alimentario y la poscosecha.

El desperdicio alimentario y la poscosecha

Producir cada alimento supone una huella de agua, suelo y energía
Como media, los europeos tiran un 20% de la comida que compran. Los españoles desperdiciamos alrededor del 18%, lo que equivale a 2,9 millones de toneladas de alimentos cada año, con un valor que asciende a unos 11.000 millones de euros, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

La Comisión Europea ha identificado que el 39% del desperdicio de alimentos se origina en el sector primario e industria, el 14% en bares y restaurantes, el 5% lo genera el comercio, y el 42% restante lo producimos todos nosotros en nuestros hogares.

Las fruta, hortalizas y verduras son los alimentos con mayores porcentajes de desperdicios; suman casi el 46% de los restos de comida que acaban en la basura. Le siguen los lácteos, y productos como el pan, el jamón cocido, las salsas, las sopas y las cremas. En España, el desperdicio de alimentos en los hogares españoles genera una huella de más de 130 litros por persona y día, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid.

AECOC, lleva años liderando algunas iniciativas para paliar este fenómeno, realizó un estudio en 2019 titulado “Foodwaste: Hábitos de aprovechamiento de la alimentación de los españoles”, una radiografía social de esta costumbre para segmentar a la población, conocer mejor sus hábitos y determinar palancas de motivación que contribuyan a reducirlo.

En la Unión Europea, se han venido desarrollando desde principios de este siglo campañas de comunicación en países miembro con resultados desiguales,

Reino Unido “Love Food – Hate Waste”, que contribuyó a reducir en un 15 % los niveles de residuos alimentarios domésticos entre 2007 y 2012,

Donación y legislación
Francia e Italia tienen legislación para disminuir el desperdicio de alimentos. Los franceses tienen una ley con 3 años en vigor, la normativa tiene una normativa restrictiva y penalizadora. Obliga a las tiendas de alimentación y supermercados, a partir de 400 metros cuadrados, y con multas de 75.000 € o penas de 2 años de cárcel, a tener un acuerdo con alguna ONG de proximidad o un comedor social cercano, para recuperar los alimentos no vendidos o desechados por diversas razones de deterioro de embalajes o por proximidad a su fecha de consumo preferente o de caducidad.

La ley italiana, denominada también Ley del Buen Samaritano, potencia las donaciones voluntarias sin recurrir a penalizaciones. Se trata de poner incentivos, por ejemplo fiscales, para que las empresas y los distribuidores vean más ventajoso donar los alimentos que destruirlos.

Seremos más de 9.500 millones de personas en 2050. La FAO estima que habrá que producir un 60% más alimentos para abastecernos, pero según comentarios de todos los expertos de la cadena alimentaria, el deshecho alimentario bastaría para suplir esta demanda.

España ocupa de los primeros lugares frente a otros países europeos en donación de alimentos: somos un país generoso, dice la Fundación Española de Bancos de Alimentos, FESBAL. Ésta, coordina desde hace años la labor de donaciones que se producen desde particulares y empresas para redistribuir comestibles sobrantes. En el desperdicio alimentario, ¿qué hace la agroalimentación para reducirlo?

La app TooGoodToGo.es con la que se puede comprar un pack de menú de los alimentos que no se hayan vendido al acabar un turno de comida en un local. También está la iniciativa solidaria Neverasolidaria.org, en la que personas pueden aportar alimentos al proyecto y otras personas con menos recursos, consumirlos.

Otro proyecto social es Espigolardors.cat que lucha contra el desperdicio de alimentos involucrando a colectivos en riesgo de exclusión social, a través de la recogida de frutas y verduras que se descarten, por un descenso en las ventas, por cuestiones estéticas o por excedentes de producción.

Imagen principal del Institute for Local Self Reliance. Para descargar versiones AQUÍ

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