APUNTES
Menos calorías, bajísimo nivel de hidratos de carbono, alto contenido en proteínas y magnesio, sin gluten ni colesterol, son algunas de las propiedades de las nueces Pili que llegan a España a través de OBBIO, el espacio de alimentación ecológica y saludable de Cataluña.

Las Pili Nuts o nueces Pili son con este nombre tan singular, un fruto seco revolucionario que se ha merecido recientemente artículos en Vogue y revistas de lifestyle en todo el mundo.

Y es que estas nueces están de moda desde hace un año en Estados Unidos y Europa por sus extraordinarias propiedades para la salud y, a día de hoy, están consideradas como el fruto seco más “cool” del planeta.

De textura cremosa y bocado crujiente, comparadas con el resto de frutos secos son las que tienen el índice glucémico más bajo, y un alto contenido en proteínas, magnesio, fibra vitamina E y son ricos en ácidos grasos y Omega 9. Se presentan en cinco sabores:  con sal del Himalaya; con cacao del Ecuador; con te Matcha de Kyoto; con Curry de Kerala; y todos ideales para aquellos momentos en los que se necesita picar algo saludable.

Las nueces Pili se recolectan de los árboles Pili (Canarium ovatum), que crecen de forma natural en Filipinas, sin químicos y son certificadas por no contener pesticidas.

Sus potentes beneficios se deben al terreno volcánico en el que crecen, un suelo fértil y denso en nutrientes de la selva filipina se encuentra entre los más ricos de la tierra.

En OBBIO nos hemos propuesto “ayudar a las personas a comer bien de verdad y por eso queremos que todo el mundo tenga la oportunidad de probar estas nueces, que son ya muy conocidas en otros mercados y ahora llegan a España”, comenta Elena Díaz Morera, fundadora de OBBIO.

“Nos hace especial ilusión ser los primeros en hacer llegar este producto tan saludable a España, ya que OBBIO además de ser un espacio totalmente dedicado a la alimentación eco y saludable es también un lugar para descubrir y ponerse al día sobre las últimas tendencias en productos de alimentación en salud”, concluye Irina Costafreda.