OPINIÓN
“En California, estamos elevando las fresas utilizando mesas de cultivo colocadas a la altura de la cintura y protegidas con arcos de plástico”. Este diseño protege las bayas del clima adverso y ofrece beneficios ergonómicos para los recolectores. Nuestro objetivo es combinar innovación con eficiencia y sostenibilidad, cuenta John Anderson en una entrevista con Edward Vernon, en Vision Magazine.

Anderson es director de Oppy, actualmente Total Produce asociada a Dole. En la estrategia de la compañía en la que participa una parte importante de su innovación se dedica al desarrollo de nuevas variedades, desde uvas hasta cítricos e incluso kiwis. Los equipos de marketing de estas empresas se asocian -acuerdan estrategias- de comunicación y participación en eventos para garantizar que sus marcas de alimentos no sólo se vendan a minoristas sino también se promocionen de forma eficaz; dice en la entrevista con la revista norteamericana.

“Destacamos los beneficios para la salud y los perfiles de sabor únicos” en algunas de sus frutas, verduras o marcas; “comparándolos con los matices que podría discutir en una cata de vinos” añade Anderson. En algunas plantaciones “hemos probado muchos robots en huertos de manzanos con cámaras para detectar el color y el tamaño de la fruta”.

‘We Must Reshape Perceptions of Produce’

“¿Los robots se harán cargo de tareas en los huertos?” le pregunta a Anderson el periodista Vernon. Si no lo logramos, en algunos años (quizás 20 o 30) estaremos en problemas. En las próximas décadas la IA nos ayudará, y las organizaciones de productores podrán conocer las tendencias a cortos plazos.

Para promocionar el consumo, este directivo resalta que las frutas y verduras compiten con una industria alimentaria muy importante que vende patatas frutas, snacks y deliciosos postres lácteos; todos ellos con marcas muy relevantes para la gente. En la industria hortícola hay que comunicar el valor y el sabor, resaltar la salud, la sostenibilidad y la comodidad del listo para utilizar o listo para comer.

Algunos campos de cultivos de fruta o de verdura tiene una mala imagen en la sociedad actual. A la gente le interesa la sostenibilidad, la ambiental, y, la social, incluso queremos el bienestar de los animales en las granjas.

Si nuestra comunidad de profesiones hortícolas no quiere verse reflejada en ciertas imágenes lo mejor es ponerles remedios. El director suizo Sven Rufer a The Invisible – Modern Slavery in Europe (2023), ejemplifica ciertos tipos de trabajos en la fresa de Huelva. Hay otros ejemplos de aquello a lo que me refiero en el documental In the shadows of modernisation (2023), poniendo de manifiesto aquello de los sudaneses que trabajan en Arabia Saudí y se pueden ver como una esclavitud moderna.
(https://vimeo.com/823752351)

La gente dice que quiere comer #AlimentaciónSaludable, sin embargo no es lo que siempre hacen, no es lo que compran en el supermercado o piden en un foodservice. Queremos una industria hortícola mediterránea moderna y sostenible; ¿hacemos lo que conviene para ello? En la horticultura europea certificamos la calidad de las frutas y hortalizas para su distribución, y a todos nos conviene también acordar la Evaluación de Riesgos en Prácticas Sociales (GRASP); ofrecer una forma rentable para que los operadores agrícolas -productores y comerciantes- evalúen estos riesgos y demuestren prácticas sociales responsables.

Hace años participé en la divulgación de los cultivos sin suelo. Me interesa especialmente el concepto de horticultura moderna y, en este sentido, el trabajo de los hombres en una posición erguida, cómoda. Me interesa contribuir a divulgar la sostenibilidad y comodidad en las labores de los operarios de la horticultura.

Ignasi Iglesias y la gente de Agromillora en la intensificación de la olivicultura y fruticultura proponen modelos de cultivo capaces de mecanizarse para el mantenimiento de los árboles frutales y para crear las condiciones para hacer cosecha mecanizadas.

La NFT, Nutrient Film Technique, es una técnica desarrollada a mediados de la década de 1960 por el Dr Alen Cooper. Conocí a Cooper en Almería en la década de los 70 en sus primeros ensayos de hidroponía para los invernaderos mediterráneos en tomate, pepino y pimiento. Un poco más tarde Lorenzo Belmonte de Pulpí, en Primaflor desarrollaba su NGS, New Growing System. ambos, adaptaron sistemas de cultivo hidropónico realizados sin suelo para cultivar algunas hortalizas.

Los autores Evaristo Martínez y Matias García Lozano publicaron en 1993 el libro Cultivos sin suelo: hortalizas en clima mediterráneo (Nº 3 de Compendios de Horticultura) y pocos años más tarde había mil hectáreas de cultivos hidropónicos de verduras en Andalucía.

«Algunos campos de cultivos de fruta o de verdura tiene una mala imagen en la sociedad actual. A la gente le interesa la sostenibilidad, la ambiental y la social
¿Los robots se harán cargo de tareas en los huertos?
El concepto de horticultura moderna incluye el trabajo de
los trabajadores en una posición erguida y cómoda»

En la fresa, el cultivo sin suelo parece no aumentar cuantitativamente los kilos de fruta por planta pero sí contribuye a mejoras en la calidad de fruta y ante todo mantiene de pié a las personas que realizan las tareas de recolección. Estos 2 aspectos me parecen suficientes razones para que todos los productores de fresas adopten este tipo de técnicas de cultivo.

Los ensayos de campo de cultivos en banquetas de fresa, en hidropónico o en sustratos, como los de fibra de coco puestos a punto por invernaderos Projar, Gogarsa o Novagri han demostrado ser eficaces y se amortizan pronto.

Con los cultivos elevados sin suelo cultivando fresas, -como alguna plantación utilizada en la finca El Cebollar de Moguer- y muchas otras, también en Portugal, se tiene un mayor control en el manejo del mismo, se gana en sostenibilidad, quizás producción y, sobre todo, mejoran las condiciones de trabajo de los operarios, al permitir la recolección sin tener que agacharse ya que las hileras de plantas se pueden colocar a la altura de los brazos.

En la imagen Jairo Álvarez en un invernadero de Les Vegues de Cardeo, Asturias. La foto es de Jesús Manuel Pardo en ElComercio.es

En la fresa “lo más dificil es encontrar mano de obra
porque es un trabajo muy sacrificado”
dice Jairo Álvarez al periódico El Comercio

En la horticultura podemos empezar a pensar en decir que “basta” de trabajadores con poca productividad y con malas condiciones laborables, nos irá mejor trabajando con “especialistas”. En España sobran DJ’s y faltan carpinteros, fontaneros y mecánicos. En la Horticultura se pueden crear atractivos para una demanda moderna de inserción laboral.

En la horticultura los productores necesitan nuevas habilidades. Las TIC, digitalización, y la robotización requieren retos que quizás incluyan la uberización en ensayos y manejo de técnicas de producción robotizadas.

En la nueva horticultura, como ocurrió, con la expansión de la fertirrigación, en muchos casos automatizada, para los cultivos de verduras y frutales, ahora estamos con la expansión de la robotización en las plantaciones, (ver por ejemplo la maquinaria de Ferrari) y éste proceso de robotización; es actualidad en las AgTech y de startups relacionadas con la producción de alimentos.
(Ver Startups de CajamarInnova.es y AgroBank Tech Digital INNovation – insomnia.es)

En un futuro -que es ahora- interesan, como antes con la fertirrigación, un relevo de oficios para facilitar y ampliar de forma definitiva las energías renovables en las explotaciones agrarias y ensayos para encontrar aplicaciones a tecnologías agrivoltaicas. Con las nuevas agrivoltaicas y una modernización de la horticultura intensiva -incluir una gestión forestal refinada-  puede crearse resiliencia y promover actividad económica entre la sociedad rural. En la horticultura, en mi opinión, hacen falta muchos emprendedores inscritos para estos desarrollos.

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