Expertos del IRTA dan recomendaciones básicas para que las frutas y hortalizas se conserven bien el mayor tiempo posible y de forma segura, durante el confinamiento

 

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¿Cómo podemos gestionar la compra de producto fresco para que se conserve mejor el mayor tiempo posible, para así espaciar al máximo nuestras salidas para hacer la compra? Los expertos de los programas de investigación de Poscosecha del Instituto de Investigación y Tecnología Alimentarias, IRTA nos hacen algunas recomendaciones sobre cómo conservar mejor la fruta y las hortalizas.

En la línea de la campaña #AlimentsDeProp de Prodeca, la iniciativa Productors Catalans, o el proyecto Pagesia a Casa de Unió de Pagesos, una recomendación general de los expertos del IRTA es consumir productos de proximidad no sólo para apoyar a nuestros productores, sino también porque la proximidad es una garantía de frescura.

Por otra parte, los expertos del IRTA recuerdan que, de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), actualmente no hay evidencia científica que los alimentos sean una fuente o vía probable de transmisión del virus SARS-CoV-2.

¿Dónde debemos guardar las frutas y hortalizas?
Las judías, las acelgas, la lechuga o el brócoli los guardaremos en los cajones inferiores de la nevera. Los cajones los protegen del frío directo y los mantienen a una temperatura de entre 8 y 10ºC.

Las manzanas y las peras, los cítricos, las alcachofas, los ajos, los tomates, las cebollas y las patatas pueden conservarse fuera de la nevera, idealmente en un lugar fresco, seco y bien ventilado, y fuera de bolsas de plástico, para evitar el moho y que se deterioren rápidamente.

En el caso de las peras y los tomates, también pueden guardarse en la nevera si lo que queremos es alargar su vida útil, dado que son más perecederos que el resto de especies de las que hemos hablado.

Para poder disfrutar al máximo el sabor de los productos que hemos guardado en la nevera y que se consumirán en crudo, «se recomienda dejarlos un rato antes a temperatura ambiente, porque es cuando emitirán más compuestos orgánicos volátiles y, por tanto, sus aromas se expresarán mucho mejor», apunta Gemma Echeverria, investigadora del programa de Poscosecha experta en paneles de cata.

¿Es necesario lavarlas?
En general, las frutas, verduras u hortalizas que vayan a consumirse crudas, con o sin piel, es importante lavarlas bien en abundante agua y, además, sumergirlas 5 minutos en agua potable con lejía de uso alimentario (una cucharada por cada 3 litros de agua) y después aclararla con abundante agua.

Lavarlas es una buena práctica desde el punto de vista de la salud (eliminamos tierra, microorganismos y/o restos de pesticidas), no para alargar su tiempo de conservación. Hay que tener en cuenta que, como ya se ha comentado, no hay ninguna evidencia científica de que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

¿Cómo retrasamos su maduración?
«Dependerá de si se trata de frutas u hortalizas climatéricas, que son las que siguen madurando una vez se han cosechado, o bien frutas y verduras no climatéricas, que son aquellas en las que la maduración tiene lugar solo en el árbol/planta y ésta se interrumpe al ser cosechadas», explica Neus Teixidó, jefa del programa de Poscosecha.

Los frutos climatéricos producen y liberan al ambiente etileno, un compuesto orgánico volátil que los ayuda a madurar, y que acelera la maduración de los frutos de su alrededor. Por ello, «para que se conserven más tiempo, lo mejor es no mezclar variedades o especies que produzcan etileno entre si; de esta forma, se evitará que las que produzcan más etileno hagan madurar al resto», sugiere Teixidó. Así pues, se aconseja no mezclar frutas y hortalizas climatéricas con frutas y hortalizas no climatéricas porque, en algún caso, éstas últimas pueden ser sensibles al etileno exógeno y, como resultado, deteriorarse más rápidamente.

Las frutas y hortalizas climatéricas (y que, por tanto, emiten etileno) son: manzana, pera, aguacate, plátano, kiwi, tomate, arándano y mango.

Las frutas y hortalizas no climatéricas (y que, por tanto, no emiten etileno) son: moras, cerezas, cítricos, fresas, piña, pepino, berenjena y calabaza.

Cuando nos pasamos en la compra de fruta… ¡congelar es una opción!

¿Cómo evitar el despilfarro de fruta y hortalizas?
Las frutas y hortalizas más maduras pueden aprovecharse para hacer macedonia, confituras, compotas e, incluso, puede congelarse si es que van a consumirse transformadas. «Al congelar la fruta, se rompen las membranas celulares y la textura cambia (deja de ser tan crocante y pierde firmeza), por lo que aconsejamos consumirla transformada, por ejemplo, en forma de salsas, batidos o helados», explica Teixidó.

En el caso de las hortalizas frescas, si no van a ser consumidas próximamente, también pueden congelarse: de entre las de temporada, los guisantes y las habas pueden congelarse en crudo, mientras que las judías verdes y las espinacas se recomienda escaldarlas antes.

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