Los melocotones contienen propiedades diuréticas y se recomiendan en casos de retención de líquidos, cálculos y arenillas. Sus flores en infusión actúan como laxantes, las hojas son diuréticas, purgantes, antihelmínticas y antiespasmódicas. Además, esta fruta veraniega contribuye a prevenir enfermedades degenerativas, protege nuestra piel, previene la anemia ferropénica y es una fruta beneficiosa para personas con hipertensión.
El melocotón, Prunus persica, no procede de Persia, sino de China septentrional, donde ya era conocido en el 3000 a.c. y considerado símbolo de fecundidad. Llegó a Europa y desde aquí se extendió a América. Fue introducido en Roma en los días de Augusto, donde se distribuyó por todo Occidente. Estuvo considerada una fruta de carácter excepcional en sus inicios, aunque su popularidad decayó durante la Edad Media, para ser recuperada poco después.
El melocotón se puede clasificar en tres familias: de pulpa blanca, de pulpa amarilla y pulpa dura o semidura. Reúne más de 2000 variedades, incluyendo las que han sido mejoradas por injerto. Entre las más conocidas están: alba, alboplena, atropurpúrea, péndula, purpúrea, rosea, rubra, rubroplena y calanda.
La nectarina es una variante del melocotón con piel no vellosa. En muchas ocasiones esta variante nace del propio árbol del melocotón como un brote mutado que se suele injertar para crear una nueva especie. Es corriente que los árboles melocotoneros produzcan de vez en cuando unas cuantas nectarinas. Éstas, al igual que los melocotones, pueden ser de carne blanca o amarilla y adherida al hueso o suelta.
Fuentes:
-‘Melocotón o durazno: fruta con poder antioxidante, digestiva y protectora del sistema cardiovascular’ del portal eco-agricultor
–‘Melocotón’ del portal The healthy food market