La Fundación Cajamar y el IVIE han publicado la cuarta edición del «Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo. Informe 2020»

 

INFOMERCIAL
La Fundación Cajamar ha publicado la cuarta edición del «Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo. Informe 2020», –publicación completa, AQUÍ– editado en colaboración con el Ivie, Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y donde se analizan las variables socioeconómicas de la agroalimentación en un año marcado por una pandemia global provocada por la COVID-19.

La agroalimentación española destaca por su productividad, un 38 % superior a la media de la UE-27, y por el avance de las exportaciones, que han vuelto a registrar un máximo histórico de ventas, 54.840 millones de euros, un 2,3 % más que en 2019, ha destacado el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, para quien “estos datos ponen de manifiesto que en 2020, tras declararse la pandemia, el sector agroalimentario ha reforzado su importancia como sector estratégico al garantizar el abastecimiento de alimentos a la población confinada, así como la continuidad del empleo y la actividad económica”..

Joaquín Maudos, Eduardo Baamonde y Roberto García en la presentación del informe

Este análisis de de la economía agroalimentaria en España es un trabajo de Joaquín Maudos Villaroya, Jimena Salamanca Gonzales y en la publicación explican que somos uno de los países más afectados por la crisis de la covid-19, con una caída del PIB y el empleo del -10,8 % y el -5,2 %, respectivamente. Sin embargo, los buenos resultados del sector primario no han sido suficientes para compensar los efectos de la pandemia en la industria agroalimentaria y la distribución. Esta última se ha visto perjudicada por las restricciones al canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), amortiguadas, en parte, gracias al aumento del consumo de alimentos en los hogares.

El sector agroalimentario en España (sector primario, industria y también distribución) ha aumentado ligeramente su peso en el PIB nacional hasta suponer el 9,7 % del total. La agroalimentación es la cuarta economía del sector agroalimentario de la UE, ya que aporta el 12,7 % del VAB comunitario del sector. España es el principal productor de ganado porcino, aceite de oliva y de cítricos y demás frutas y hortalizas, de la UE-27, con una cuota de mercado del 21,7 %, 40,5 % y 61,1 %, respectivamente.

Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y coautor del informe junto a la economista Jimena Salamanca, ha ofrecido asimismo las principales claves de esta cuarta edición del Observatorio. El trabajo contiene además un estudio sobre la sostenibilidad del sector y sus avances en la transformación hacia un modelo de negocio que contribuya a la protección del medioambiente.

En comparación con la media de Europa, destaca sobre todo la elevada competitividad del sector primario (sus CLU son un 71 % más reducidos), siendo también más competitiva la industria de la transformación (con un CLU un 18 % inferior a la UE-27). En cambio, el sector de la distribución de alimentos y bebidas en España es un 5 % menos competitivo que la media europea.

El sector agroalimentario aporta el 20,4 % del total de las exportaciones de bienes de España y es la cuarta economía exportadora de la UE-27 con el 10,3 % de las exportaciones agroalimentarias comunitarias. En 2020, la fruta y frutos comestibles son los principales productos agroalimentarios que ha exportado España y concentran el 18 % del total de las exportaciones.

En cuanto a la contaminación derivada de las actividades económicas en la agroalimentción, el informe afirma que concentra el 21,6 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la economía española en 2019 (último dato disponible), lo que supone un total de 55 millones de toneladas de gases de este tipo, un 1,6 % menos que en el año anterior. Roberto García ha remarcado en relación a este apartado, introducido como novedad en el informe de este año, “el interés de seguir profundizando en la medición del impacto que tiene la actividad agroalimentaria sobre la sostenibilidad y el medio ambiente, y la importancia de poner en valor también su capacidad para ser fijador de CO2 y, por tanto, mitigador del cambio climático”.

De cara al futuro, el sector agroalimentario español se enfrenta a varios retos, entre los que destacan dos: aumentar su grado de digitalización y mejorar su sostenibilidad.

El sector agroalimentario se ha visto tradicionalmente afectado por problemas como el desecho de producto y generación de residuos a lo largo de toda la cadena de producción, por lo que reducir estas pérdidas y residuos, unido a la conservación del capital natural, la biodiversidad y ecosistemas, reducción de la tierra de uso y aumentar la calidad del suelo, son necesarias para hacer sostenible la actividad y abandonar el paradigma de «tomar-hacer-disponer» para pasar a una economía circular.

Cesta de la compra y precios
Los hogares españoles destinan el 24 % de la cesta de la compra a la adquisición de alimentos y bebidas, frente al 20,3 % de los hogares de la UE-27. La mayor parte de ese porcentaje (21,3 %) se utiliza para la adquisición de alimentos, mientras que el peso de las bebidas alcohólicas en España es el segundo menor, solo por delante de Grecia (1,2 % frente al 2,2 % de la media europea).

En 2020, el peso de los alimentos y bebidas en la cesta de la compra se ha incrementado en España un 22 %, casi el doble que en la UE-27. El mayor consumo de alimentos en el hogar en un contexto de confinamiento y restricciones a la movilidad con motivo de la pandemia explica este aumento del peso de los alimentos y bebidas en la cesta de la compra en 2020.

Nueva normalidad en el comercio de alimentos

En la agroalimentación española hay amenazas: el reducido nivel de capitalización de las empresas (que a su vez depende de la reducida dimensión de sus empresas), el déficit de inversión en I+D+i, el retraso en la incorporación de tecnologías digitales, y en su exposición a los riesgos derivados del cambio climático.

De cara al futuro, el sector debe enfrentarse a los retos derivados de la reducida dimensión de sus empresas y el déficit de inversión en I+D+i. Para hacer frente a estos retos, debe aprovechar la oportunidad que brindan los fondos europeos de recuperación, encaminados a incrementar la digitalización y de paso mejorar su sostenibilidad contribuyendo a la protección del medioambiente”, dice Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie

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