Hay muchos motivos para consumir menos sal; desde disfrutar del verdadero sabor de los alimentos, hasta una serie de razones vinculadas a la salud
Frutas y hortalizas contienen, de forma natural, sales en su composición y la concentración en que están no afecta negativamente a nuestro organismo. Sin embargo, los alimentos procesados, ya se trata de un producto de bollería, una conserva o una comida preparada, tienen concentraciones muy superiores a las de los vegetales, bien porque se las ha utilizado como conservante o para potenciar su sabor. Empiezan a aparecer en el mercado opciones sin sal, ya se encuentran fácilmente entre los frutos secos, como las pipas con o sin sal, y otros varios ejemplos, pero aún queda mucho por hacer. Se han hecho campañas para que los restaurantes eviten colocar el salero en la mesa, … en el mismo sentido.
El cuestionamiento de la sal hay que buscarlo en el florecimiento de los alimentos procesados. En realidad, ha acompañado y es imprescindible para la humanidad. De hecho, ha jugado un papel tan importante como para dar nombre al “salario”, el dinero que recibimos cada mes por nuestro trabajo. El término proviene, explican en la web finanzaparatodos, de que “En la época de los romanos, la sal era tan valiosa que los pagos a los funcionarios públicos se realizaban en paquetes de sal, que después se usaban como moneda de cambio. La cantidad de sal que cobraban recibía el nombre de “salarium”, de donde derivó después la palabra salario.”
¿Qué efectos tiene un consumo excesivo de sal? Un artículo que publica la redacción de Integral en su edición 507 (marzo 2022), dice que “sólo con reducir el consumo de sal, cada año se evitarían 2.5 millones de fallecimientos en todo el mundo” y que “un 80% de la sal consumida está oculta en los alimentos (transformados)”. En él explican las principales funciones de sodio y cloro, los iones que forman la sal de mesa y cuáles son las señales de que consumimos demasiada sal.
La sal consumida habitualmente es cloruro de sodio. El sodio conduce la electricidad en el organismo; se sitúa generalmente fuera de las células y, en conjunto con el potasio, que está en el interior, permiten la transmisión nerviosa, es decir, la comunicación entre células.
El ion cloruro produce ácido clorhídrico, necesario para la digestión en la concentración adecuada. En exceso aumenta la acidez de los tejidos, lo que a la larga redunda en pérdida muscular y ósea.
Potasio y sodio regulan la hidratación de células y sangre; un exceso de sodio provoca mayor retención de agua en tejidos y riñones, perjudicando la función de estos últimos. También eleva la presión arterial, lo que altera la capacidad de contracción del corazón y favorece la hipertensión.
El artículo mencionado resume en nueve las señales de un consumo excesivo de sal:
1 – Retención de líquidos
2 – Hipertensión arterial
3 – Accidentes cardiovasculares
4 – Esclerosis progresiva de los vasos sanguíneos del riñón
5 – Cálculos renales
6 – Insuficiencia cardíaca
7 – Úlceras de estómago
8 – Enfermedades autoinmunes
9 – Osteoporosis
Para una actividad normal, las sales que contienen los vegetales son suficientes para el buen funcionamiento del organismo. También es un mito la falta de sabor en las comidas sin sal… las papilas aprenden a encontrar los sabores una vez se desacostumbran a la sal agregada, al igual que se desacostumbran al agregado de azúcar, y captan mucho mejor los matices de sabor. En “Hierbas y especias eficaces para consumir menos sal”, de donde proviene la imagen, proponen condimentos que nos ayudan a disfrutar del sabor de los alimentos sin tener que recurrir a la sal.