El organismo está adaptado a los alimentos de estación; las señales bioquímicas que producen están acompasadas con la época del año

CONCEPTOS SALUDABLES
El consumo de una misma fruta tiene efectos sobre la salud diferentes en función de la estacionalidad; una investigación realizada utilizando cereza demostró que el consumo de esta fruta puede alterar el reloj molecular del tejido adiposo en función de si se consume en la época del año que corresponde o fuera de temporada.

Esto evidencia que existe un mecanismo denominado “reloj molecular” que permite adaptar el metabolismo de las células en función de la estación del año. La investigación realizada permitió observar que la alteración de estos relojes moleculares podría relacionarse directamente con un aumento en el riesgo de sufrir algunos de los trastornos metabólicos asociados con la obesidad y sobrepeso, si coinciden a la vez con una dieta poco saludable y con un alto contenido en azúcares y grasas.

«El consumo de cereza y de uva ayuda a las neuronas a reconocer más eficientemente las señales químicas que, como la leptina, modulan el hambre y el metabolismo de las grasas. Una señal a las células del cerebro que se produce de forma diferente en función de la estación del año en la cual se consumen las frutas»

Los hallazgos sobre el consumo estacional remiten mentalmente a los publicados hace unos años sobre la grasa parda, una grasa “buena” para el organismo ya que usa a la grasa corporal normal o blanca para generase. Se activa con el frío y ayuda a mantener la temperatura corporal. Su desarrollo se ve entorpecido al ser cada vez menos frecuente las opciones de “pasar frío”. En el mundo calefaccionado en que vivimos, al cuerpo le resulta difícil generarla y… por tanto, es cada vez más difícil quemar la grasa normal.
Volviendo a las cerezas, las conclusiones del estudio las divulga el número de noviembre / diciembre 2018 de la revista Fruticultura.

Los efectos se producen a través de la leptina, una hormona producida por el tejido adiposo que tiene un rol central en la regulación de la homeostasis de la energía. El consumo de frutos ricos en polifenoles (como son las cerezas) puede afectar la vía de la leptina, especialmente cuando se consumen en períodos de día corto (invierno).

Otro trabajo publicado casi simultáneamente por los investigadores de la URV, mencionado en el artículo de Fruticultura y presentado en septiembre pasado en el congreso Food Bioactives and Health de Lisboa muestra cómo el consumo de cereza y de uva ayuda a las neuronas a reconocer más eficientemente las señales químicas que, como la leptina, modulan el hambre y el metabolismo de las grasas. Una señal a las células del cerebro que se produce de forma diferente en función de la estación del año en la cual se consumen las frutas. El consumo de fruta de procedencia lejana genera una discrepancia entre las señales bioquímicas indicadas por los compuestos fenólicos que contiene y las condiciones reales de nuestro entorno.

 

Referencias
Consumir una misma variedad de fruta tiene unos efectos sobre la salud distintos en función de la estacionalidad – Investigación de la URV. Revista Fruticultura, nr. 66, noviembre-diciembre 2018: 72-73

Seasonal consumption of polyphenol-rich fruits affects the hypothalamic leptin signaling system in a photoperiod-dependent mode
Maria Ibars, Gerard Aragonès, Andrea Ardid-Ruiz, Albert Gibert-Ramos, Anna Arola-Arnal, Manuel Suárez & Cinta Bladé
Scientific Reportsvolume 8, Article number: 13572 (2018)

Potential Involvement of Peripheral Leptin/STAT3 Signaling in the Effects of Resveratrol and Its Metabolites on Reducing Body Fat Accumulation
Andrea Ardid-Ruiz, Maria Ibars, Pedro Mena, Daniele Del Rio, Begoña Muguerza, Cinta Bladé, Lluís Arola, Gerard Aragonès and Manuel Suárez
Nutrients 2018, 10(11), 1757.

Imagen
Turismo de Navarra, Día de la cereza en Milagro

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