El aprovechamiento de los hongos para nuevos usos lo investigan diferentes grupos de científicos
Aquí, dos ejemplos, el micelio como proteína alternativa y fuente de otros nutrientes, y como aislante ecológico para la construcción
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Existen multitud de especies de hongos comestibles, desde los champiñones y algunas otras especies cultivadas que podemos encontrar en la tienda todo el año, hasta los que aparecen brevemente, como los deliciosos níscalos. Y otros que caracterizan a gastronomías regionales, algunos de los cuales pueden encontrarse deshidratados. No los vemos, pero varias especies forman simbiosis con las raíces de las plantas, extendiendo su radio de alcance y ayudándolas a tomar nutrientes del suelo, a cambio de azúcares que les aporta la planta en base a su fotosíntesis, algo que los hongos no están capacitados para hacer. Uno muy conocido son las trufas.
Dos investigaciones nos aportan más. Una de ellas investiga todo lo que significa el micelio nutricionalmente, que es mucho más que solamente proteínas, y también las tecnologías para sacar partido de este micelio.
No solo una proteína alternativa
La búsqueda de alternativas a la carne animal pasa por las proteínas de origen vegetal, las proteínas de cultivo celular, las proteínas basadas en micelio (MBP, por sus siglas en inglés) y las proteínas basadas en algas.
El micelio se considera que más que un simple proveedor de proteínas, los alimentos basados en micelio (MBF) son ricos en diversos nutrientes y compuestos bioactivos que contribuyen significativamente a la salud humana.
Xinyi Wang et al. explican que a diferencia de la ganadería convencional, la producción de micelio genera menos estrés ambiental, ya que este puede crecer en sustratos de desecho, reciclando los desechos que solían abandonarse. Estos autores hacen una revisión para comprender integralmente las características, el valor nutricional, las propiedades funcionales y las posibles aplicaciones de los MBF.
En la revisión se explora también los avances en las tecnologías de producción, los posibles desafíos y las futuras líneas de investigación para optimizar el desarrollo y la comercialización de productos de MBF.
«La búsqueda de alternativas a la carne animal pasa por las proteínas de origen vegetal, las proteínas de cultivo celular, las proteínas basadas en micelio, MBF y las basadas en algas»
Confort sostenible en el hogar
La naturaleza es una fuente de inspiración para buscar soluciones. Las arrugas de la piel de los elefantes aumentan su superficie específica y les ayudan a refrescarse. Las arrugas de su piel limitan la ganancia de calor, almacenan agua y disipan el calor mediante refrigeración por evaporación.
Para emular esta refrigeración, Eugene Soh et al. diseñaron baldosas con una textura superficial inspirada en la piel de elefante. Se produjeron baldosas experimentales utilizando micelio, un material biodegradable cultivado por el hongo Pleurotus ostreatus.
Estas baldosas son compuestos unidos a micelio (MBC), donde el hongo crece sobre microfibras de bambú, desarrollando una red interconectada que las une. La introducción de la superficie texturizada mejora significativamente la respuesta térmica de las baldosas de micelio en comparación con la superficie plana.
La superficie texturizada produce una baldosa anisotrópica cuyas propiedades térmicas se midieron para calefacción y refrigeración en ambas caras. Los resultados muestran una mejora en las tasas de refrigeración del 25 % en la orientación “arriba” y una reducción en la tasa de calentamiento del 2 %.
En condiciones de lluvia simulada con las baldosas texturizadas, la refrigeración se mejora aún más en un 70 % en comparación con condiciones secas. Por lo tanto, las baldosas de micelio de elefante son prometedoras para la regulación térmica de edificios en climas cálidos, evitando o disminuyendo la necesidad de aires acondicionados, que consumen energía.
Sobre la imagen principal
La imagen principal es de Pleurotus ostreatus; en la web de Clínica Medizen, Medicina regenerativa, de donde proviene la imagen, explican que el nombre científico del género Pleurotus proviene del latín y significa “pie desplazado”. Hace referencia a la forma en que crece el pie o estípite, en relación con el sombrero de este hongo.
La palabra latina que designa a la especie, Ostreatus, hace alusión a la forma del sombrero, muy parecida a la forma de una ostra (concretamente a la concha del bivalvo).
Explican que en la medicina china se utilizaba, entre muchos otras aplicaciones, para actuar contra los bloqueos energéticos que causaba el exceso de frío. Las evidencias científicas se refieren a varios efectos de interés para la salud, la más importante de ellas como hipocolesterolemiante, es decir, reduce los niveles de colesterol.
Fuentes Innovative mycelium-based food: Advancing One Health through nutritional insights and environmental sustainability
Xinyi Wang, Yuemeng Pei, Jiayi Wu, Xuanbo Zhong, Haoyan Liu, Yansong Xue
Comprehensive reviews in Food Science and Food Safety
First published: 26 March 2025 https://doi.org/10.1111/1541-4337.70166
Científicos singapurenses crean baldosas de “micelio” inspirados en la piel de elefante, pueden regular el calor en edificios sin consumir energía con hasta un 70% más de refrigeración
en base a Eugene Soh et al.
Biodegradable mycelium tiles with elephant skin inspired texture for thermal regulation of buildings
Eugene Soh, Nicholas Loh, Jia Heng Teoh, Anuj Jain & Hortense Le Ferrand
Energy and Buildings Volume 328, 1 February 2025, 115187
Imagen: Pleurotus ostreatus: El hongo de ostra (Hongos medicinales – Parte 14); en ClinicaMedizen.es/
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